viernes, 24 de mayo de 2013

De paseo con mis Zorras

Es justo esa hora magnifica del día, cuando el sol empieza a despedirse anunciando la llegada de la mágica, enigmática y mística noche.

He quedado en recoger a mis dos Zorras para dar un paseo y mostrarlas al tiempo que presumo de ellas. Es una experiencia nueva tanto para mi como para ellas.

Les ordené a ambas que se vistiesen para la ocasión. De oscuro, con medias también oscuras, tacones y pelo recogido en cola.

Como es habitual recojo siempre primero a Cocó, que en esta ocasión es las más rehacia al acto. No está muy convencida, pero esta vez es por dar satisfacción a Sui.

Como buena sumisa ha aceptado sin rechistar. Se que al final será ella la que más disfrute y yo con la sorpresa de ver, que por mucho que al principio parezca que no va a ser aceptado, lo disfruta hasta sorprenderse.

Le aviso de que he llegado y la espero. Me encuentro a unos doscientos metros de la entrada. Expresamente no me he colocado justo enfrente para poder saborear su caminar nervioso, pero siempre tan elegante.

Sin demora veo como asoma su cabeza y busca nerviosa mi coche. En primera vez no lo encuentra, le ciega la impaciencia. En una segunda me encuentra, y para mi sorpresa, no camina más rápido de lo habitual. Con ese caminar elegante se dirige a mi, y yo disfruto viendo como se acerca a mi. Sabe que la observo y se recrea luciéndose para mi. Algo que le agradeceré más tarde. 

Me bajo para abrir la puerta del coche y acompañarla a sentarte. Como muy buena zorra que es, me deja entrever que ha cumplido a rajatabla mis ordenes, y veo el final de sus medias. Una gabardina cubre su cuerpo sin dejarme ver más allá.

Ocupo mi lugar, al tiempo que arranco el coche y pongo algo de música instrumental y suave. Cocó inmóvil y correctamente sentada detrás, no se atreve a cruzar la vista por el retrovisor para mirarme. Sabe que con detalle repaso cada uno de sus detalles. Bajo el retrovisor y como por instinto la muy zorra abre un poco las piernas. Tiene la maravillosa habilidad de leer mis pensamientos y concederme cada uno de los deseos que corren por mi cabeza. Vuelvo a colocar el retrovisor en su sitio y emprendo la marcha en busca de Sui.

Durante el trayecto, pierdo en varias ocasiones mi vista para intentar cruzar su mirada, sin resultado. Está muy bien educada y tiene la mirada perdida. Como me encantaría saber que pasa por su cabeza en ese momento.

Hago saber a Sui que hemos llegado. Pero mi actuar sin que ella lo sepa va a ser diferente.  Aparco justo frente a su portal y por la ubicación de este, me permite que justo en el momento que aparece, le cubra los ojos. No ha tenido tiempo de ver absolutamente nada, y se ha sobresaltado muchísimo  Es normal no lo sabía. Para evitar que temiese cualquier error, mientras la cubría le he susurrado: No te preocupes mi pequeña zorra. Deja que te guíe al coche. Allí hay alguien que te espera. 

Abro la puerta del coche y la ayudo a sentarse junto a Cocó, quien sabe ha de estar completamente en silencio. Realmente Sui no sabia nada de lo que iba a pasar. Cocó tenía ordenes explicitas de no comentar nada con ella. 

Una vez sentada y Cocó inmóvil a su lado, le coloco los pies y las piernas y aprovecho para ver si también cumplió con mis ordenes. Sui es algo menos obediente, pero esta vez había correspondido a mis peticiones. 

Volví a poner el coche en marcha, al tiempo que le indico a Sui, que por nada del mundo se mueva, de lo contrario pararé el coche y le haré bajar. Por mi tono sabe que hablo muy en serio y se que será obediente. 

Esa es la señal que reconoce Cocó para sacar una cadena metálica, con una pulsera de piel a cada extremo. Que se abrochan cerrándose con un pequeño candado. La saca, siguiendo mis ordenes, muy despacio de su envoltorio para que con el ruido Sui centre su atención en él. Una vez completamente fuera, coge una de las pulseras y la coloca en la mano derecha de Sui. Quien al oír el clic del candado hace un gesto de sorpresa. Todo ello sin rozar con su piel, parte alguna de la piel de Sui. Podría reconocerla y no es ese mi deseo. Incluso hice cambiar de perfume a Cocó para evitarlo.

Después de unos veinte minutos hemos llegado al destino. Aparco el coche. Acompaño a Cocó para que salga de él y juntos nos dirigimos a la puerta de Sui, para ayudarla a salir. Sigue sin poder ver nada y eso dificulta sus movimientos pero se que es lo que más la excita.....





1 comentario:

  1. El día paso tan deprisa!!! Mis nervios me reclamaban más tiempo, faltaba poco más de una hora para el encuentro. Salí de la ducha y comencé mi ritual delante del espejo, quería estar radiante para mi Señor y también para Sui, sin darme cuenta mi mente comenzó a volar, mil preguntas se paseban por mi cabeza...Por fin era la hora de salir de casa, el estaba esperando en el coche. Bajo por la escalera peldaño a peldaño mis nervios se desvanece, salgo y cuando consigo ver el coche empiezo a caminar con paso relajado, era un momento mágico, intuí que estaría mirando por el retrovisor, quería que saboreara ese instante....Se baja para abrirme la puerta del coche, arranca y nos dirigimos a buscar a Sui, durante el trayecto miro sus ojos reflejados en el retrovisor intentanto que no se de cuenta y solo puedo pensar en mis deseos.... Encenderme con sus caricias, ser su esclava, adorarlo, acariciarlo, volar como solo el puede hacer que lo haga, entregarme mientras me inunda con sus suspiros, complacerle en todo. Sin darme cuenta para el coche, esperamos a Sui... Mis nervios de nuevo hacen acto de presencia, tengo ganas de verla!!! El baja del coche para ayudarle a entrar, le ha tapado los ojos, ella esta radiante, no puede verme pero se que sabe perfectamente que estoy a su lado......

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