lunes, 18 de julio de 2011

No valemos por lo que tenemos sino por lo que nos comparten

¿Cómo pretenden medir a quienes existimos por todo lo material conseguido? ¿Cómo por aquellos objetos grandes o pequeños que nos rodea? ¿Cómo por un número en un papel escrito?

Cada día muchos nos comparten. Toman un trocito de nosotros, y en vez de hacernos empeñecer; agigantamos con desmesura cada vez que eso ocurre. Pues cada vez que de nosotros toman nos esparcen por el mundo, haciendo que seamos más aún grande.

Toma de mi todos aquellos trocitos que quieras, desees y vivas. Hazme sentir que soy un gigante. Creer que estoy en tu pensamiento y sabré que valió la pena el camino.

viernes, 20 de mayo de 2011

08-07-09

Hoy sentí en mi cuerpo, la necesidad de conocer tus sueños, y recorrer cada elemento, que en tu cuerpo yo contemplo

Recorrer

Recorrer ese cuerpo que me grita, me llama y me encanta. Cada milímetro que me muestra me seduce sin reparo. Ver como se mueve, como entre la luz baila, como tras él, tu en mi piensas

Musica

Déjame escuchar la música que tu cuerpo suena, en noches sin ti, que de ti se anhela


Déjame volar en al aire que tu boca reza, en tardes
sin ti, que de ti se anhela


Déjame arroparme del calor que tu corazón riega, en días
sin ti, que de ti se anhela

Bombones y Chocolates

En su caja briilante envuelta en celofan. Protegido del exterior ve al chocolate muy lejos de él. Vestido en su brillante palel de aluminio, luce su forma, esconde su aroma.
Solo en el último momento el bombón se descubre y entre, en un instante su fuerza. A veces sorprendente a veces decepcionante. Pero en un instante irrepetible y único


No luce su caja ni envoltorio y de formas previsible. Sin embargo se entrega a ti en multiples posibilidades. Caliente te reconfortará dando fuego a tu frio cuerpo. Sabrá envolver y enriquecer cualquier dulce que bañe, cubrir y explosionar el sabor de la fruta que cubra. Frio te dará en un instante lo que buscas y sin sorpresas, pero lo que tu quieres. Siempre disponible.


Bombones y Chocolates:


¿Cual es vuestra elección? Contestad siempre y cuando entendáis la metafora, jajajajaj

Del hombre nace

toda necesidad que le lleva a buscar su camino, a seguir adelante a veces sin saber a donde llegará.


En ese camino irá encontrando dificultades e intersecciones. Del resolver de ellas, dependerá su conducta, personalidad y manera de ver todo aquello que se le prensenta.


Cada uno y desde nuestro prisma, vemos ese camino. no siempre caminamos solos, ni quienes nos acompañan lo haran para siempre. Sin embargo, mientras caminamos junto a alguien, las tardes no son tan frias.

Cuando una Estrella ciega a la Luna

Mil estrellas iluminan cada uno de tus ojos.
Alas tienen tus manos que el infinito tocan.
Rezan palabras de sabiduría tu voz.
Ilusión regalas con tu presencia.
Amor es el aroma de tu cuerpo.

¿Que aprendí?

Aprendí a mirar a los ojos para ver el fondo. A mirar las manos para ver el trabajo. A leer los labios para entender lo que dicen. A observar movimientos para averiguar que esperan.


Dar mi voz si con ello calmo sus gritos. Dar mis manos para reducir su trabajo. Dar mi aliento a quiénes perdieron el ánimo. Dar mi alma si con ello sonríen.


Dar todo aquello que tengo sin esperar nada. Dar cada uno de mis sentimientos como mejor muestra de estar vivo.


Aprendí que ni mota de polvo soy en éste mundo y el vivir cada día es un gran regalo.

Y no ver tus ojos

Perder lo que ellos me dicen, no ver como me llaman, no sentir su calor, no ver tu mirada

Tiempo

Para ver, para oir, para oler, para sentir. Ver como te alejas, oir como te vas, oler como marchas, sentir que te perdi.

El regreso

Un instante y todo cambia, un momento y la luna cierra sus ojos. El regreso a la realidad, el dia a dia y a todo aquello que te recuerda que el mundo no se hizo para ti. Lucha

Esos ojos escondidos


Ellos me miran diciendome algo que quiero escuchar y me alivia

En tus manos



Recorriendo tus dedos, cubriendo mi ser, en tus manos mi deseo

Desde aquí arriba






Desde donde todo empequeñece y el mundo se desdibuja, donde la luz tenue se hace. Tu silueta se abre paso entre las tinieblas y me regala tu sonrisa

Ave


Ave al cielo con sus alas al viento, recorren el mundo en un momento y en tu cuerpo posa mi pensamiento.

Como en un instante todo cambia


Muchos creemos vivir en vidas monotonas, a veces sin sentido, y vivimos al parecer con el unico sentido de ver el nuevo día. Y resulta que ese dia trajo un rayo de luz diferente, siendo el mismo sol de siempre. Y no es que el sol haya cambiado, sino que hoy te quitaste las gafas de sol y por ello lo apreciaste difetente tal y como es.


Seria agradable poder quitarme esas gafas que me esconden y volver a verte sin ellas.

Feliz Aniversario


Ahora que te busco y tu no estas, 
recuerdo que solo la tristeza quiere hablar conmigo.
Ahora que la lluvia se ha llevado el ultimo jiron de tu vestido.
Ahora que he olvidado lo que soy, recuerdo en el pasado lo que he sido.
Si he sido lo que fui, fue por tu cuerpo.
Si he sido noche, fue tu noche quien lo quiso
Si he sido beso, es que mis labios aprendieron a ser beso para ti.
Si he sido lo que soy, fue en tu regazo
Si he sido vida, fue por darte a ti la vida
Amiga, amiga
Que dulce esa palabra suena hoy
El tiempo no fue tiempo entre nosotros
Estando juntos nos sentimos infinitos y el universo era pequeño comparado con lo que eramos tu y yo.
Si fuiste lo que fuiste, fue en mi casa que para ti fue tu palacio y tu guarida.
Amiga, amiga.
que dulce esa palabra y que sencilla esa palabra suena hoy.
No hay noche mas obscura que esta noche y el frío se va depositando en los rincones del alma.
Y ahora que el silencio va borrando la suave vibración de tus palabras.
Ahora que no son, la espera es nada, recuerdo lo que fui cuando no estabas.





Un cielo lleno de estrellas


Un cielo lleno de estrellas. Cada una, una verdad, un alma a quien llamar o acudir a pedir ayuda.


Mirar, ver ese oscuro negro. Las luces de la ciudad no me dejan ver las estrellas. Entre ellas te busco y no te encuentro. Un día tu luz me guió. Hoy perdí tu rastro.


¿volveré a ver tu luz entre tantos destellos?


domingo, 8 de mayo de 2011

Ambrosía

Mientras llegaba a mi destino, no busque imágines en mi recuerdo, ni sensaciones, ni sentimientos. Tan precipitadamente como su llamada, mi mente jugaba a no planear más allá que lo que el preciso instante me regalase.

Hasta ese día nunca se me mostró en su feminidad. Allí de pie, esperándome. Femenina y elegante. Sorprendentemente una falda por encima de la rodilla y unos elegantes tacones que hacía , aún mas más estilizada su pequeña figura.

Al subir al coche y recibir su segundo beso, percibí que hoy sería un día diferente, y aunque percibí sus nervios, era diferente a los dos días anteriores. Enseguida cogí sus manos para intentar tranquilizarla al tiempo que percibía un agradable aroma a fruta dulce.

Tan pronto como la conducción me lo permitió busque con mi mano derecha su pierna y aunque en un principio notar que llevaba medias, pronto pude alegrarme al descubrir que solo cubrían parte de sus delicadas piernas.

No resultaba sencillo encontrar un lugar donde poder centrarme en ella, y en el primer lugar donde mostrar una especial vista, la temperatura y el viento lo hacían muy incómodo.

Después de hablar un momento e intentar que recuperase la comodidad después del frío, decidí tomar nuevo rumbo y sin pensar me acerque a ella para besarla. No hice ni la mitad del recorrido hacia ella que mis labios encontraron los suyos. Cálidamente frescos, tiérnamente tensos.

Fue instantáneo notar algo diferente en ella. Si hasta ese momento siempre habia guardado una extraña distancia, tan pronto como mis dedos tocaron su cuellos ella cerró los ojos para entregarse a sentir tanto y con tanta intensidad que nunca antes vi.

Como era posible que con una sola caricia su cuerpo sintiese todo aquello que me transmitía. Esa deliciosa piel que lejos de frenar mis dedos era como si los invitase a recorrerla por completo. Con la delicadeza y prudencia de una primera vez la punta de mis dedos descubrían su pecho. Despacio para no sorprender, deprisa para hacerme sentir. Y a cada uno de mis descubrimiento de esta nueva piel, un descubrimiento de sus estremecimientos.

Lejos de impedir mis movimientos, ella quedando inmóvil invitaba a que siguiese recorriéndola. Cuando mi mano llegó a su entrepierna , sin verla pude notar perfectamente como apretaba sus dientes. Ya estaba ardiendo y mojada por mis caricias.

La manera de sentirme me recordaba a aquellas primeras experiencias, donde la falta de experiencia y el exceso de deseo, nos bloquean. Pero en ella había algo diferente y era su manera de no poder reprimir lo que sentía. Podía notar como, aunque se lo propusiese, no podía evitar entregarse al placer y se abandonaba al deseo. Cada una de mis caricias obtenían la respuesta a invitar a seguir disfrutando de ella. A seguir sintiendo como a cuanto más recibía, más deseaba.

Deliciosa ambrosía que saciaba mi deseo y me descubrió a un ser especial capaz de sentir y hacer sentir

lunes, 11 de abril de 2011

La cereza

Sentado al fondo del comedor, intentaba sin éxito salvar las columnas para llegar a verla. Sin darme cuenta había llegado a mi lado y un cruce de miradas y un tímido hola fue nuestro primer contacto.

Quería disfrutar por lo que intenté saborear cada uno de los bocados que probaba. Un buen vino para aromatizar y agua para aclarar mi gusto.

Entre bocado y bocado la buscaba para descubrir cada uno de sus movimientos. Disfrutaba de esa pequeña y proporcionada figura con esa larga melena negra.Un bocado me traía un giro de su cabeza, el siguiente una sonrisa, otro su sonrisa al cruzar mi mirada.

No podía alargar mas la cena y el azar me proporcionó que al salir, ella detrás de la barra estuviese sola y aunque ya lo habíamos acordado, le recordé: "Llámame al salir". Ella tímidamente asintió con la cabeza.

No sabía cuanto tiempo tendría que esperar así que hice por disfrutar de un agradable paseo. La noche acompañaba, ni frío, ni calor, ni humedad.

Mi teléfono solo sonó una vez mostrándome su nombre y di media vuelta para encontrarme con ella. Al otro lado de la calle descubrí que me buscaba. Casi dudando de que yo regresase. A decir verdad disfruté ese instante en el que parado ante el semáforo, comprobaba como su impaciencia delataba su interés por mi.

Nos encontramos en medio de la calle, y aunque me moría por abrazarla con fuerzas, solo dos tradicionales besos hicieron de presentación. Invitándola a pasear decidimos coger el coche para ir a un lugar más cómodo.

La noche invitaba a ir cerca del mar y el lugar uno de esos bares de grandes sofás. junto a ella podía notar su nerviosismo. Intenté varias veces, sin éxito, calmarla cogiendo sus manos.

El tiempo pasó tan rápido entre conversaciones de todo tipo y entre pequeños roces de dedos. Me hubiese encantado cogerlas entre mis brazos, pero ella no invitaba, estaba nerviosa. Llegó el momento de regresar y de acompañarla a casa.

Le pregunté. Sabía que no estaba cómodo, los nervios la delataban y creo que el miedo a lo desconocido le impedía disfrutar el momento.

Al acompañarla al portal no pude evitar pedirle que me dejase abrazrla, quería sentir su cuerpo en el mío, demostrarle quien era y sentir alivio. Le advertí que no sería un abrazo ni corto ni suave pero lo necesitaba, necesitaba de su alivio. Al soltarla y despedirme de ella no puede evitar colocar un pequeño y delicado beso en sus labios. Ella no hizo por separar sus labios.

Durante toda la noche descubrí en ella, nervios, impaciencia y miedo. Pero al ir separando mis manos de las suyas descubrí un gran silencio que decía: no te vayas...

Mientras regresaba hacía repaso de todo lo ocurrido. Lejos de cualquier otra sensación viví ternura.

jueves, 31 de marzo de 2011

Es caprichoso el Azar

Me encanta perderme, caminar sin destino fijo donde la casualidad, el destino o el azar quieran llevarme. Perder la noción del tiempo espacio y dejar que mi mente viaje a lugares únicos.

Es única esa sensación de el sol de última hora en la cara, molestando a la vista al estar tan bajo, calentando in extremis los últimos instantes del día. Quizás fue ese hecho el que me devolvió a mi realidad y a darme cuenta que me había perdido en el bosque. 

Sin saber como la noche había caído y si el caminar era dificultoso el guiarse aún más. Pero siempre aparece esa  luz al final que en un último instante te guía.

Al principio era solo un destello, convirtiéndose en un singular conjunto al acercarme. No fue el miedo o el buscar refugio lo que me llevó a acercarme. Era una noche preciosa y cálida. Pero aquella ventana supo como llamar la atención. El primer detalle era el que no tenía nada que impidiese ver el interior de la vivienda. Algo muy dado en los países del norte pero no aquí. El segundo la luz parpadeante que desprendía. Sin duda producida por algún tipo de llama.

Mientras me acercaba descubrí que la mayor parte de la luz provenía de una ventana lateral, y que mi camino me llevaba directamente a la puerta de madera. ¿Porque la casa no tenía cercado y si su puerta cerrada?

No entiendo aún como pude decidir a acercarme y mirar sin reparar en que mi presencia podría molestar a sus inquilinos. Pero no pude evitarlo. Tenía la altura justa, la repisa idea, la luz embriagadora...

Era cierto, pero no una sino decenas de velas iluminaban la casa y lejos de dar una sensación de oscuro o lúgubre, era calidez lo que desprendía. Se trataba de una cocina. Llena de utensilios cuidadosamente colocados. Cuidadosamente escogidos. Fuegos de leña, mesa de trabajo central y carácter tradicional

Los fuegos encendidos y en ellos una pequeña olla y una sartén esperando. En la mesa de trabajo, algo de verdura a medio preparar. Al fondo se abre un comedor. Me llama la atención de una mesa preparada, pero solo un servicio en ella.

Era tal mi ensimismamiento que no me dí cuenta de su llegada. Cuando descubrí su presencia, ella estaba delante de la nevera buscando alguna cosa. ¿Me habría visto?. Si así fuese, seguro que me hubiese llamado la atención. Si no lo ha hecho es porque no he sido descubierto. Como acto reflejo me agaché y noté el aceleramiento de mi pulso.

¿Que hacer? ¿Marchar? ¿Volver a mirar? ¿Pedir disculpas por la indiscreción?

No se que me llevó a la decisión que tomé, pero no pude resistir volver a levantarme para intentar descubrir su identidad. Despacio y desde un lado empecé a asomarme rezando para que su mirada no estuviese en dirección a la ventana. Tuve suerte se encontraba de espaldas. Mis movimientos nerviosos atentos para no ser descubierto. 

De espaldas y con movimientos dulces ella prepara alguna cosa. Con una postura de tener la cabeza en otro sitio. Viste una camisola que deja entrever el cuerpo de una mujer de mediana edad. Me agrada observar que va descalza.

Sigue en sus menesteres y yo en los míos, me encanta ver su movimiento pausado, delicado y paciente.

Casi me parece estar mirando a través de una televisión, poder observarla sin ser visto. Intentando descubrir que pasa por su cabeza. Disfrutando del movimiento del tejido que al cubre.

Aprecio como levanta su cabeza y mano para alcanzar algo de un armario. En ese acto su mirada recae en una pieza de cocina que traicionera hace de espejo. En ella ve reflejada su cara y antes de que pueda darme cuenta su mirada me descubre.

Era inútil esconderse, me había visto perfectamente. Sus ojos reflejados descubrieron los míos. Pero.... ¿Porque no se ha girado?. ¿Porque no ha hecho el ademán de reprochar mi acto?. Por el contrario ha bajado su mirada y sigue pendiente de su cocina.

No creí oportuno marchar sin decir nada. Quería pedirle disculpas por mi indiscreción e intentar explicarle la razón de mis actos. 

Con un valor no digno de mi, me dirigí a la puerta. Despacio, intentando buscar las palabras justas para explicar mis actos, sin parecer un perturbado. El trayecto al tiempo que se me hacía eterno por la impaciencia, se me hacía instantáneo al no encontrar las palabras justas. 

Al llegar la puerta y buscar un timbre o picaporte, me di cuenta que estaba abierta. ¿Como podía ser? Antes no estaba así. Con cuidado la empujé al tiempo que intenté llamar la atención con mi voz. Estaba tan nervioso que no recuerdo que fue lo que dije, pero si muy bien el temblar de mis piernas. Casi al instante, y desde cierta distancia, la respuesta a mis palabras: Pasa.Pasa por favor. ¿No podía creer lo que oía?

Al adentrarme desde el pasillo al comedor pude descubrir la figura que se acercaba desde la cocina. En sus manos un nuevo cubierto y un: Siéntate por favor, haces cara de sentado. Inmóvil, mudo, extasiado no pude por más que retirar la silla, sentarme y comprobar que ya había dispuesto para que pudiese compartir su cena.

No podía creerme lo que estaba pasando. No pude decir nada, pedir disculpas pues antes de intentarlo ella dijo mientras marchaba a la cocina: No te preocupes, ya te esperaba.

Atónito, sin palabra y extrañamente cómodo, decidí no actuar, solo esperar sus movimientos que al parecer iban muy por delante de los míos.

En un acto de maestría y casi sin darme cuenta había traído toda la cena y la había puesto en la mesa. Al tiempo que abría una botella de vino, no dejaba de mirarme y yo no podía dejar de hacer lo mismo. Extrañamente incómodo, inexplicablemente familiar.

La cena transcurrió en un cruce de miradas, en unos asentimientos de cabeza agradeciendo los gestos. Todo el silencio estaba lleno de música. La de la mi inquietud y la de su extraña normalidad.

.......

Cuando abrí mis ojos, la primera sensación fue recordar su mirada reflejada...


lunes, 28 de marzo de 2011

Que mis dedos sean el recuerdo.

Sean ellos quienes cada noche, al abandonarme al descanso y mientras hago balance del día, ahonden en mi herida y la reabran, para no olvidar el daño que hice.

Que no dejen que el recuerdo se pierda en el tiempo ni cicatrice.

¿Cómo reparar un daño irreparable? ¿Cómo?

jueves, 17 de marzo de 2011

El Aroma

Tenue, silencioso, agradable y dulce. Te despiertas despacio, sin moverte. No abres los ojos, no quieres saber si sigues como antes de dormir o algo ha cambiado. Hay algo nuevo en la habitación. 

Inspiras y vuelves a notarlo. No lo reconoces. Tu memoria no lo recuerda, pero te resulta agradable. Extrañamente agradable. 

Justo en el momento que te decides a abrir los ojos y notar que no estas a oscuras una voz sesea indicándote que no los abras. Sin saber porqué y sin temor alguno, obedeces. 

Un extraño ruido metálico llega a tus oídos. Cada vez mas cercano. Es algo manual, no mecánico. Con el fin de averiguar que es, mantienes las respiración y así que tu propio sonido no esconda el desconocido. 

Ese ruido cesa un instante y tu aún aguantas la respiración. De pronto algo punzante se ha colocado en tu cuello. Luego muy despacio, notas como otra pequeña punzada se desplaza hacia abajo. Luego otra y otra más. Vuelve el sonido metálico. Ya sabes que es. 

Tomas aire y su aroma llena la totalidad de tus pulmones. Tomándote, impregnándote. Ya nunca podrás librarte de él. Te hizo suya.


miércoles, 9 de marzo de 2011

El silencio


Tus ojos se abren lentamente y no recuerdas como llegaste a dormir. Tampoco reconoces la posición de tu cuerpo. Estas tumbada sobre algo duro, con brazos, cadera y piernas atados, en lo que parece una gran cruz. ¿porque no se oye nada?. Intentas un leve gemido, y el eco te indica que la sala no es muy grande. ¿Realmente estas a oscuras?. Intentas ver si tu capucha deja pasar algo de luz, pero no consigues, es demasiado tupida.

Tu ropa, no notas que sea la misma que llevabas, es más, casi no la notas. Te mueves para intentar descubrirla y lo único que aprecias es que es muy suave. ¿puede ser una gasa?

Solo el latir de tu corazón rompe el silencio......

No sabes que hora puede ser y si es de día o de noche. No sabes cuanto tiempo ha transcurrido.

El silencio..... todo es silencio

Se fue la luz...


Suena el timbre de la puerta con insistencia. Demasiada insistencia. Te acercas a la puerta y abres sin ver quien llama. 
En un momento una capucha cubre tu cabeza. Unos brazos te sujetan e inmovilizan. Quieres uir pero tu interior se rinde. No reconeces el olor de quien te sujeta. Tus manos están atadas, en tu cuello un collar, en tu cintura un cinturón. Todo unido prácticamente no te deja mover. Te empuja hacia fuera, notas el frio de la calle en tu cuerpo......

Te obligan a subir a un coche, oyes como se pone en marcha y como empieza a moverse. Intentas pedir socorro y una voz distorsionada te grita que te calles. Obedeces. 

Intentas memorizar los movientos del vehiculo para saber donde vas, pero a los pocos minutos ya no reconoces nada. El olor de él empieza a ser más intenso. Te concentras en él y te embriaga.

El coche se detiene. Oyes como se abre la puerta y una mano te aprieta fuerte del brazo y te saca del coche. Caminas pocos metros y escuchas una puerta que se abre. Entras. Sientes que no hace calor y te extraña. No puedes ver nada. Caminas a pies puntillas para no tropezar. Todo está en silencio y los latidos de tu corazón te traicionan y apagan cualquier sonido. Unas ruidosas llaves abren otra puerta. Empiezas a bajar unas escaleras mientras escuchas como se cierra la puerta. La escalera se te hace eterna. 

Escuchas un ruido metalico que no reconoces. Cogen tus manos y notas como son ligadas a algo que te obliga a levantarlas por encima de la cabeza. Una musica empieza a subir de volumen. Te envuelve y te rodea por completo.

Suspendida de las manos, estas casi de puntillas. Encapuchada. Oyes la puerta come se abre y vuelve a cerrarse. Estás sola. La musica lo llena todo, sonando sin parar una y otra vez.....


martes, 1 de marzo de 2011

Tomates en un super

Quizás parezca un extraño título, pero es una de las más especiales situaciones que me han pasado nunca. 

Hacía días que alguien a quien conocía de tiempo había, por decirlo de alguna manera, a estar de una manera más cercana, en mi circulo de amistades más cercano. Cada día me ilusionaba en encender el ordenador y esperar a que ella se conectase aunque solo fuese para decirle: Hola!

No tardamos en acercar nuestra confianza el uno al otro como si de algo natural se tratase, si bien hacia tiempo ya que habíamos coincidido, nunca habíamos hablado tanto. La escuchaba con sorpresa cuando me explicaba su situación actual, mezclándose en mi sentimientos de dolor, celos, deseo, ayuda, pena, rabia... y no entendía porqué, era alguien que prácticamente no conocía.

No tardamos en hacernos una promesa que hoy sigue siendo nuestra primera premisa. Confianza. ¡como ha cambiado el sentido de esta palabra en los últimos meses!

Tal era mi curiosidad, mi deseo, mi intriga por saber cuanto de real era todo aquello y cuanto de culpa tenía el deseo de mi imaginación, que le propuse conocernos en persona, pensado equivocadamente que tendría un no por respuesta.

Quería un encuentro diferente, sin premisas, sin más deseo que el ver sus ojos mirándome, sentir el calor de su piel, embriagarme de su aroma.

La verdad que el único y no gran problema era lugar y tiempo, pero se solucionó de fácil manera.

El lugar acordado era la estantería de los tomates en el supermercado de un área comercial. Ella debía esperarme allí y yo llegar. Mi intención fue siempre la de verla llegar y moverse, observar como si su nerviosismo me delataba la intensidad de su intriga. Luego acercarme a ella lentamente y preguntarle algo referente a los tomates.

Como ya me tiene acostumbrado el destino, no salió tal y como lo imaginé y deseé. El lugar era desconocido para mi, me perdí, me retrasé y tome el pasillo equivocado. Recuerdo buscar como un desesperado esos letreros que hay colgados en la pared indicándote que hay en cada pasillo, pero como es lógico, no iba a haber uno diciendo: Aquí los tomates para el señor.....

Sin encontrar un puñetero tomate en lata, ni estante que los contuviese, recuerdo el instante de llegar a ese pasillo y mirar al medio. Había visto fotos suyas, sabía de sobras que la reconocería, me era conocida, pero aunque no la hubiese visto nunca.... Nuestras miradas se cruzaron justo al mismo instante. No puedo decir que mostraban mis ojos, pero los suyos era un rotundo : Hola, por fin has llegado.

El acercarme a ella fue de la manera más patosa que pueda recordar nunca, me temblaba el cuerpo y mi procurar de andar sereno, más bien parecía el caminar de un despistado en medio de un super sin tomates.

Casi no pude darle los dos besos de rigor, era un manojo de nervios, nervios que hacía mucho tiempo no recordaba, tanto tiempo que me trasladaron a mi pubertad.

Decidimos ir a tomar un café. No teníamos mucho tiempo, a mi se me pasó como un instante y para ser sincero, no recuerdo casi nada de nuestra conversación, solo el deseo de que el tiempo no parase para que me diese tiempo a creérmelo.

Si patosa fue la entrada la salida no iba a ser menos. La acompañé a su coche, y al despedirme no sabía si, darle dos besos, solo uno en los labios, abrazarla, no hacerlo, salir corriendo, quedarme quieto y esperar. Dios con quince años tenía más decisión que en ese momento. 

De tripas corazón un leve beso en los labios, era un lugar público y teníamos que guardar apariencias. Cuando me daba la vuelta para irme no pude evitar girarme y rodeárla con mis brazos, intentando que desde fuera se viese como un simple abrazo de despedida, pero que para mi fue un entrar dentro de su ser.

Al separarnos y alejarnos el uno del otro,. no sin mil miradas, no podía sentir mas que vergüenza de mi penosa actuación. Había quedado como un patanata al que le había superado la situación.

Hoy es una de mis mejores experiencias vividas.  

sábado, 19 de febrero de 2011

Vamos a cenar que quiero lucirte

Me gusta mirar tras una ventanilla de un coche y ver como se traslada al paso del vehículo. Hoy en especial me fijaba en la gente que quedaban atónitos al ver pasar el coche que me llevaba a mi cita.

Había visto estos coches en las películas pero nunca hasta ahora había subido en uno. Realmente cómodo y el chófer era muy delicado conduciendo y extremadamente puntual. Me di cuenta pues ralentizó la marcha a fin de llegar justo a la hora indicada las 21:15.

Justo a esa hora, el vehículo se paró en su puerta, vi salir al chófer, abrir su paraguas y dirigirse a la puerta de su casa. En el preciso instante que llegaba al rellano de la entrada ella hacía su aparición. Cubierta por un largo y liso abrigo, finalizando en unos maravillosos tacones de aguja.

El la acompañó hasta el coche, y abrió la puerta para que accediera a él al tiempo de que tenia cura no se mojase con la leve lluvia. Entró y se sentó muy despacio a mi lado. Casi no giró la cara para verme. Estaba muy nerviosa, lo vi en sus temblorosas manos. Justo al sentarse se abrió parte de su abrigo dejando al descubierto sus largas piernas envueltas en unas medias negras y de grandes bordados. Sabia el remedio para paliar su nerviosismo. Puse mi mano en una de sus piernas, subiendo por ella para averiguar si llevaba un liguero tal y como le había pedido. Giré la vista para comprobar que el chófer era tan discreto como me aseguraron. Había cerrado el cristal que nos separaba de él.

En el trayecto solo unas palabras mías: Estas espectacular gatita.

El coche de detuvo muy suave delante del restaurante, mientras un camarero abría la puerta de ella, el chófer hizo lo propio con la mía. Tan pronto estuve a su lado el camarero nos acompañó a la entrada. Una agradable señorita nos reclamó los abrigos. En ese momento descubrí como iba vestida. El pañuelo de seda que cubría su cabeza, al caer dejó al descubierto el recogido típico de su melena rubia. El vestido de hombros descubiertos y extremadamente corto, dejaba entrever el corpiño que debajo llevaba. Esas medias negras y llenas de bordado y sus tacones de aguja. Un pequeño bolso a juego con el color rojo sangre del vestido. No fui el único al que hizo dilatar las pupilas, el propio Maitre pidió disculpas por el atrevimiento.

Nos invitó a seguirle y me confirmó que realmente le había solicitado la mesa más céntrica del comedor. Levante una de mis cejas y afirmé con la cabeza. Sin más dilación nos llevo a una pequeña mesa colocada justo en el centro. El ayudo a sentarse a ella mientras yo hacia lo mismo fijando mi mirad en ella

Cuando le hizo entrega de la carta le indiqué que no hacía falta, sería yo quien eligiera por los dos. Algo que le resultó extraño según reflejó su cara.  Seleccionados los platos y el vino, el Somelier se acercó con el fin de servirme la prueba. Le pedí que se la diese a ella y sabía que le sorprendería al hacerlo, pero más aún los acontecimientos venideros. Ella sabía previamente lo que tenia que hacer para que yo aceptase el vino: Mojar sus labios con él y depositárlos suavemente en los míos. Y así, levantándose y moviéndose a forma de baile y con los labios llenos de vino, se acercó a mi, se inclinó y me dio a probar. Y acepté. Y me sentí orgulloso de ver las miradas de deseo de ellos; fijas en lo más alto de sus piernas que dejaban ver su liguero, y las miradas de envidia de ellas. 

Volvió a sentarse tan lentamente y tan ajena a todo, como se levantó. Ya había conseguido lo que quería que todos se fijasen en ella. 

La comida transcurrió en un ir y venir de miradas, nuestras y de todos quienes se encontraban en el salón. ¿Quizás por que entre el primer y segundo plato decidió descalzar uno de sus pies de manera algo escandalosa y hacer que su pie jugase con mis tobillos?. ¿ Quizás por la manera de, casi sin disimular, chupar algunos de sus dedos? ¿Quizás por la vez que decidió inclinarse hacia mi para limpiar mi boca con su servilleta?. ¿Quizás por abrir tus piernas cuando me agache a recoger la servilleta?. ¿Quizás por hacer más ruido de lo normal mientras endulzaba tu café al tiempo que me mirabas fijamente?

Si un momento hubo coincidencia en las miradas es justo cuando antes de irte, decidiste ir a "empolvarte la nariz", y atravesando el comedor caminando erguida y deliciosamente erótica. Nadie en la sala pudo evitar desviar su mirada hacia ti y yo orgulloso de que hicieses todo y cuanto te había pedido. Me gustó comprobar como no solo yo esperábamos tu regreso.  

Nuestro 'desfile': tu cogida a mi brazo derecho y ambos al mismo paso, en perfecta armonía en dirección a la calle. Le recojo el abrigo a la persona que pretende ponértelo. Quiero ser yo quien te cubra, quien al cerrarte el abrigo note el calor de tu pecho. Solo te cubro con el a forma de capa, sin poner tus brazos en las mangas.

Te ayudo a entrar en el coche, y en el tiempo que tardo en entrar por la otra puerta has dejado caer tu abrigo hacia atrás. Te encuentro sentada con las piernas cruzadas provocando que viese el limite de tus medias. 

Me senté y al empezar a moverse el coche te quito uno de los zapatos, levanto tu pierna hacia mi, provocando que te gires hacia mi. Llevo tu pie a mi boca al tiempo que veo no has hecho por cerrar las piernas, para que pueda hacer algo que me encanta, mirar tu coño debajo de una falda. Habías vuelto a obedecer mis reseñas y no llevabas ningún tipo de braguita. 

Mientras en mi boca tengo los dedos de tu pié, mi mano recorre tu pierna buscando ese coño tuyo que al final de esas largas piernas me reclama. Al llegar con mi mano a él lo encuentro tal y como siempre lo quiero y tal y como siempre tu lo tienes para mi: ardiendo y húmedo. No puedo meter la puntas de mis dedos, humedecerlos para seguidamente llevarlos a mi boca. Me encanta tu dulce sabor. Sin darme cuenta ya tienes el otro pie jugando con mi polla que hace ya rato va a la suya sin control alguno.

Saque tu pié de mi boca y coloqué ambas manos por debajo de tu culo y con un movimiento rápido te levanté consiguiendo que tu coño se presentara justo delante de mi boca y tus piernas sobre mis hombros.  Me encanta ese coño tan blanco que tienes, tan dulce y siempre tan húmedo. Llenar mi boca de ti. Jamás probé un coño como el tuyo. 

No podía parar de recorrerte con mi lengua, sin límites. Tenerte así toda para mi y a mi disposición, se que te encanta y te entregas a ello de tal forma que es muy poco el tiempo que transcurre hasta que empiezas a retorcerte sin remedio. Eso siempre es signo inequívoco en ti de que estás a punto de estallar y sabes que me encanta alargartelo lo máximo posible, parar justo un instante antes para reanudar después y así retrasártelo varias veces.

Pero llegábamos a nuestro destino y quería mi premio, quería me dieses todo ese fuego, todo esa fuerza. Sentí como retenías un momento tu respiración y como tu coño convulsionaba en mi boca y como me apresabas con tus piernas. Como me llenaba de ti.Cada vez que te tengo es más extraordinario y esa vez no podía ser de otra forma.

Me encanta ver tus ojos justo después de que llegues. Se ilumina tu cara, es extraordinario.

Baje tus piernas y con cuidado y sin dejar de mirarte, te puse el abrigo por encima. El coche se detiene y se abre tu puerta. Me esperas para que te acompañe a la entrada. El hotel es otra sorpresa pero para contar otro día.....





viernes, 18 de febrero de 2011

De cuando somos lo que no sabemos

Ciertamente es difícil conocer a los demás pero creo que incluso más conocerse a uno mismo. Complicado de entender sin antecedentes, que alguien a quienes valores de respeto, educación, comprensión.... primordiales e inexcusables para un comportamiento cívico.

Hace un tiempo que conocía a una mujer que por su carácter me era una inquietante intriga. Fuerte, enérgica valiente y decidida. De aquellas personas que independientemente del sexo prefieres tenerlas como amigos antes que como enemigos. Me encantó desde un principio su abierta manera de hablar, de expresarse, lo directo de sus palabras y lo libre de pensamiento. De un sentimiento de intriga y admiración, a un acercamiento y proximidad agradable.

Aun recuerdo esa noche cuando por casualidad me conecté y te encontré, hasta entonces habías sido 'la dura' y me encantaba reconocer que me contabas entre sus amistades. Pero esa noche decidiste romper una barrera, algo de lo que hoy cada día me siento más orgulloso.

Diste pie a despertar en mi un extraño deseo de pedirte, de exigirte, de ordenarte que fueses mía, para mi y de la manera que me apeteciese. A cada petición una repuesta mejor que la anterior. A cada deseo pedido, cumplido con creces. Pero lo mejor de todo que tu lo disfrutabas y pedías aún más que yo.

Hoy no concibo reconocerme sin pensar en lo que has despertado en mi, y en lo agradecido que te estaré siempre. Has abierto un munndo totalmente nuevo en el que jamás hubiese entrado de no ser por ti.

Gracias "Mi Zorra"