domingo, 12 de mayo de 2013

Cocó y Sui. Una noche mágica II


Todo estaba previsto, preparado y pensado. Era un gran reto, una primera vez llena de deseo, impaciencia, expectativa y cierto miedo.

Mis ordenes eran pocas y sencillas .Una vez llegasen, debían cambiarse. Vestirse adecuadamente para mi. Solo una reglas sencillas a cumplir.

Tan pronto recibí el aviso de que ya estaban lista, les ordené que se sirviesen una copa, se pusieran los antifaces y se colocasen una de espaldas a la otra, inmóviles en el centro de la sala.

Se que estaban impacientes por mi llegada, al igual que yo. Por lo que no las hice esperar. Eso si, como deseaba que no pudiesen imaginar mis actos, me acerqué a ellas:

A Cocó: Hola, te conozco y me gustas
A Sui: Hola, no te conozco aún, pero lo haré.

He de reconocer que no pude remediar mirarlas atentamente. Obedientes estaban ambas en el centro, de espaldas una a la otra, con el antifaz y copa en mano. Creando una perfecta armonía de belleza, exotismo, erotismo, deseo y sensualidad. Extraña y magnifica mezcla.

Las dos con el pelo recogido en cola, con un salto de noche negro, medias y tacones. Inmóviles y sin decir palabra. Al pasar junto a ellas noté sus nervios, su impaciencia, que incluso parecía superior a la mía.

Una vez colocado y preparado los objeto que me faltaban, se lo hice saber y me dispuse a disfrutar de su presencia, como me gusta, despacio, sin prisas e intentando parar el tiempo para que no pasase nunca ese extraordinario momento.

Empecé por Cocó. Me encanta su olor, su piel dulce y esa calidez de su cuerpo. Se presentaba espectacular, su magnifico porte, la elegancia que la caracteriza era si cabe, aún más explosiva y apreciable. Hice un pequeño recorrido con la punta de mis dedos por su cuello. Una delicada caricia en su cara y un rápido pasar de uno de mis dedos por su espalada. 

Me encanta saber que no pueden predecir mis movimientos y como se estremecen al notar algo que no esperan.

Me acerqué a Sui. No la conocía en persona. Por causalidad la había visto hacia una hora, por un mínimo instante. No sabía como era, como sentía, como reaccionaría. Me intrigaba como sería, que me diría su cuerpo. Esa extraña contraposición de estar con alguien conocido y alguien completamente desconocido, me excitaba aún más que la propia escena de dos mujeres solo y totalmente dispuestas para mi.

Repetí con exactitud mis anteriores movimientos. Una sensación de alivio y comodidad me invadió al percibir que reaccionaba al igual que Cocó. Se estremecía, mas por la sorpresa que por la caricia.

Es una imagen, la de ambas allí  que difícilmente olvidaré. Dos zorras para mi disposición  con total entrega y deseando de mis atenciones.

Era el momento de pasar a disfrutar un poco mas. Para ello necesitaba olerlas y probar su sabor. Por el mismo ritual, volví a comenzar en Cocó. Me había hecho caso de manera estricta  Nada de perfumes, quería sentir el aroma de su cuerpo al natural. Me resulta tan fácil perderme en ella. Me vuelve loco, como de sensible es su piel y lo fácil que es conseguir que se excite. Pasé mis labios por su cuello, por mínimos instantes y en diferentes sitios sin orden alguno. A cada uno de ellos su cuerpo me regalaba un indiscutible e inevitable señal de deseo. Y eso es algo que me pierde y ella lo sabe, y aún se pone más. 

Llegaba el momento de catar a Sui. No fue tan obediente, pude percibir que se había puesto algún tipo de loción corporal de leve aroma. La primera sorpresa es que no me resultaba extraña. Su tacto, aroma y sabor eran extrañamente familiares.

Les ordené que me diesen las copas, que sostenían estoicamente y que abriesen la boca. En cada una de aquellas deliciosas y provocadoras bocas abiertas coloqué un pequeño pedazo de chocolate casi puro que previamente había llevado a la estancia, sin que ellas pudiesen verlo. Les ordene que lo saboreasen despacio, muy despacio. Yo, mientras tanto me paseaba muy cerca de ellas, rozándolas para desconcertarlas aún más.

Acabado el chocolate, y de nuevo por sorpresa, coloqué en sus bocas una dulce fresa. Quería hacerlas disfrutar del contraste y siguieron mis vueltas alrededor y mis caricias sin orden.

Acabada la fresa las coloqué una al lado de la otra. Que sensación tan extraordinaria tenerlas a ciegas. Se les adivina una especie de intriga, nerviosismo y deseo.

Una al lado de la otra y para cada una de ellas una de mis manos. Movimientos espejos en cada una y reacciones similares. Era inimaginablemente magnífico  Bajando la punta de mis dedos por el tirante del salto de noche, dejé descubierto un pecho a cada una. Esa imagen era extraordinaria  Pechos de semejante medida, tersos, turgentes y empitonados. Cocó es mas clara de piel que Sui, y así sus pezones. Era imposible resistirse a apretarlos con cierta presión. Algo que agradecieron las muy zorras....

4 comentarios:

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  2. Al entrar Sui y yo no podíamos hablar, una extraña sensación nos inundó, era desconocida para ambas, el ambiente cálido, las velas, la musica, todo flotaba entre la tímida luz......Nos comenzamos a preparar tal y como Él nos ordenó, era como un mágico ritual entre las dos, nos mirábamos ante lo desconocido, nuestras descaradas risas nos traicionaban.....nervios, calor o excitación, fuera lo que fuese era mágico, y deseábamos vivirlo intensamente..... Una vez preparadas tomamos una copa de vino.... Nos miramos las dos en un gran espejo del salón....nos sentíamos guapas, radiantes, muy sensuales, eramos únicas en aquel pequeño universo que Él creo exclusivamente para nosotras, no faltaba ni un solo detalle....Nos colocamos de espaldas la una contra la otra, nos dimos la mano y la espera se nos hizo eterna, perdiendo la nocion del tiempo, de pronto escuchamos la puerta y unos lentos y estudiados pasos......su suave voz que me susurra ¡yo a ti te conozco! Para mi era desconoido en ese momento, sus dedos comenzaron a deslizarse por mi hombro. Sui ligeramente me presionaba la mano, la sentía tan unida a mi, que no podría explicar lo que sentí, solo se que eramos entre las dos una sola mujer..... Comenzaba la danza de caricias.....Continuara.....

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