martes, 17 de septiembre de 2013

Tras el cristal IV

Minutos que se hacen horas y sentidos a flor de piel.  Cada sonido amplificado por la impaciencia.  Cada olor magnificado por la espera.  

Sin poder ver y casi inmóvil, con su cuerpo tenso en espera de algo que desconoce pero que desea. Poder entregarse sin oposición. Poder dar a su amo todo cuanto pide e incluso aquello que aún no sabe que podrá entregar. 

Son cientos los pensamientos que recorren su cabeza mientras su cuerpo empieza a temblar.  No por frío sino por el deseo.


Un pequeño chirrido atrae su atención.  Es la puerta de la entrada.  Unos pasos en ese inmenso silencio y en su oscuridad,  llena el ambiente.  Vendrá a ella?. Quien será?. Por si las dudas no eran suficientes,  un teléfono móvil empieza a sonar sin que obtenga respuesta.

Desconcertada por todo lo que ocurre y no puede controlar,  Cocó está a punto de perder los nervios. 

En la mesa cual fiel can, Sui espera sus órdenes. En su mente el recuerdo de como dejó a su amada Cocó y ese escozor de no poder aprovechar ese momento para, como en otras tantas ocasiones,  disfrutar de su cuerpo y de su excitante sexo.

En un regresar al mundo aprecia como el fornido camarero no le quita la vista de encima. Le encanta sentirse deseada y tiene bien claras mis ordenes: si alguien te mira con deseo haz que se derrita. Como un resorte automático,  se le dispara en su mente esa orden, que como buena zorra, le encanta cumplir.

Empieza a abrir y cerrar con  movimiento armónico,  sus piernas por debajo de la mesa.  Eso provoca que lo corto de su vestido escale por sus piernas, dejando al descubierto la blonda del final de sus medias.

Lejos de fijarse en los movimientos del camarero, tiene en su mente la imagen en Cocó,  algo que provoca que el deseo de poseerla, excite de manera incontrolada su cuerpo.

Testigo de excepción es la extraña camarera, quien tras una puerta escondida, observa.  Con sus ojos clavados en el suave baile de Sui, nota como sus mejillas blancas, empiezan a sonrojarse, al tiempo que ese delicioso calor que produce la excitación empieza a aparecer en su entrepierna intentando recorrer todo su cuerpo.

Sui levanta la cabeza lentamente hacia atrás, está disfrutando de su exhibición lo que le provoca que cada vez hierba más su sangre. Al volverla a colora en horizontal, no puede sino expresar cierto desconcierto al ver que la camarera se dirige a ella. Descubre como ha abierto un botón más el escote. Sin lugar a duda viene a por ella. Pero... ¿Con qué intenciones?. Lejos de ponerse a la defensiva goza del espectáculo de ver como se acerca con su sorprendente y provocador contoneo.

Al llegar a ella y sin mediar palabra la coge de la mano, indicándole que la siga. Ahora si entra en desconcierto Sui, pues lejos de ir hacia donde está Cocó, va en dirección a la cocina. El camarero que no pierde detalla, esconde tras el mostrador lo que es un considerable detalle de su excitación.

Pasan tan cerca de él que Sui casi puede notar el fuego de él. Éste creer ser incitado e invitado, y al emprender el movimiento hacia ellas es reprendido por la camarera, quien con penetrante mirada lo deja clavado al instante. Con un gesto firme, tira de Sui hacia ella, quien no sabe a donde va. pero no le importa, la compañía lo merece......

Es imposible reconocer tan a ciegas, que es lo que pasa fuera. Ha entrado alguien, pero no se mueve ni gesticula. No sabe si está a su lado o simplemente ya marchó. Cocó no encuentra a sus respuestas mientras ciertos sonidos parecen acercarse. En su cabeza la pregunta ¿Por Dios, cuanto va a durar este suplicio?....

En un girar de pasillo, la camarera se detiene y da media vuelta quedando frente a Sui. Acercándose hacia ella lentamente, Sui se prepara para recibir sus labios al momento que cierra los ojos. Fatal error que aprovecha la camarera, para con mucha habilidad encintar la boca y cubrir la cabeza de Sui, quien inmóvil, reconoce que también están esposando sus manos.

Ni una sola palabra. solo un tirón de la cuerda que cierra la capucha, indicándole que ha de seguir caminando, pero ¿a dónde?

Nota como traspasa una puerta, que se cierra detrás de forma súbita. Casi a empujones es desplazada de forma lateral e inmovilizada. Sus manos son elevadas y en ese momento nota el tacto de alguien, que también parece encontrarse en su misma situación. ¿Será Cocó?. No puede saberlo, solo tiene acceso a las puntas de sus dedos.....

Están tan caliente que casi no puede mantearse erguida. Como le gustaría saber quien está con ella..........

¿Ese portazo?, ¿Qué significa ese portazo?. Cóco ha empezado a perder la cordura y casi entra en el pánico de no saber que ha de pasar. Nota como en silencio, han colocado a alguien a su lado. Inspira fuerte y un alivio recorre su cuerpo. Ha reconocido el aroma de Sui. Está junto a ella, pero ¿Porque en silencio? ¿Están también atada a ella?. Realmente resulta algo incomodo no poder cerrar las piernas.

Es pensar eso y notar como alguien mira que estén sujetas. Hecho nota una mano que empezando por su tobillo recorre su pierna hacia arriba. Muy despacio, casi con las puntas de la manos. Pero..... que extraño es su tacto, no de piel.... Sin parar esos dedos llegan hasta donde acaban sus medias y al traspasar ese limite, reconoce que quien la toca usa algún tipo de guante de tela.

No para, pero se ha desplazado hacia el exterior de la pierna. Llega a la cadera y mete dos de sus dedos en el lateral de sus braguitas y de un tirón la rompe en ese lado. Sigue recorriendo su cadera hasta el lado extremo y vuelve hacer lo propio con el otro lateral de la braguita. En ese mismo instante ésta cae y en su caída, un roce a las piernas abiertas de Cocó. Quien arquea su espalda... ¿Quién es? ¿No reconozco ese trato?. No se atreve moverse, ni a emitir ningún tipo de sonido. Ahogada en el silencio y el desconcierto, nota como su sexo al descubierto, ha empezado a humedecerse............

La curiosidad de Sui está por volverla loca. Intentando saber que pasa a su alrededor. Es despertada de su búsqueda al notar que alguien levanta su falda y de manera brusca es arrancada su braguita.  Ahogada en el silencio y el desconcierto, nota como su sexo al descubierto, ha empezado a humedecerse............


2 comentarios:

  1. Nadie excepto nosotras sabe lo que se siente en esos momentos, es algo difícil de explicar, sensaciones tan fuertes que dudas si son reales...

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  2. El hecho de que dudes demuestra que las sientes, te embriagan y te llenan. Disfruta de esas dudas que te transportan a esos momentos de idílico deseo entregándote a ellos sin restricción.

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